22.4.2022.4

#RecomiendaunLibro, concurso de reseñas de Zenda

https://www.zendalibros.com/recomiendaunlibro-concurso-de-resenas-de-zenda/

 

Reseña de Homero, Ilíada, de Alessandro Baricco

 

Homero, Ilíada
Alessandro Baricco, 2004
Traducción: Xavier González Rovira
Anagrama
Colección compactos

Querido José María, me alegra que hayas leído el libro, lo que me permite hacer un par de comentarios.
Libro hermoso y valioso si los hay. Y breve.

Primera parte, rescato lo bueno buenísimo que tiene, y sobre la segunda parte, solo puedo maravillarme, obviamente, sobre el tremendo sustrato de Homero y las valiosas lectura y escritura de Baricco.

Sobre la tercera parte, debo decirte que está mal agregada porque intenta mejorar el original, y porque estaba bien terminar la segunda parte con una tregua en la guerra para las honras fúnebres a Héctor.

Lo que dice Baricco en la introducción respecto de que el público merecía saber lo que ocurrió al final, es falso, pues unas palabras de Ulises y otras de Héctor lo anticipan claramente en la segunda parte, y porque hay suficiente conocimiento actual sobre el final de Troya y sobre el truco del caballo, pues abundan noticias de ello en literatura, cine, teatro y televisión. Y la cuarta parte, el elogio de la guerra, de la belleza de la guerra, no se anima a hacerlo ni la gente del Pentágono con las ganas que tiene. Creo que a Baricco le pidieron que engordase el librito como precio para publicarlo, así de simple.

Hasta aquí la carta a mi amigo versado en clásicos muy clásicos leídos por él hasta en sus idiomas originales. Agregaré solamente unas pequeñas notas.

En el texto, Agamenón ‘devuelve’ dos damas, una, a Criseida,  (que no era sino su hija) a su padre, y la otra, Briseida (que tampoco era sino una cautiva más), a Aquiles. Y en cada caso, Agamenón le indica al encargado de conducirlas que la «tome de la mano». Indicación muy precisa, valiosa para la delicadeza de trato por parte del rey que daba la orden y de tales guerreros acostumbrados de otra manera a manejarse en general, y con las damas cautivas en particular.

Este es un libro que he regalado cuatro veces y ha sido leído dos veces que yo sepa. Ocurre que he regalado seis veces Ulises de James Joyce en traducción rioplatense de Marcelo Zabaloy, porque mi entusiasmo por compartir era proporcionalmente mayor, y no lo ha leído ninguno de ellos.

Hay que regalar libros más breves, y cuidarse del entusiasmo.

Este libro de Baricco se divide:
Primera parte: prólogo.
Segunda parte, el texto en sí.
Tercera parte, un texto muy posterior que lleva por título Demódoco y que tiene un espíritu tal cual como se ve ahora en la televisión, mal asunto. Así como la segunda parte y texto principal termina con la ceremonia fúnebre de un guerrero en una tregua otorgada por el enemigo a esos fines, la tercera parte se extiende en el detalle de las crueldades sobre la población civil, y no necesitamos eso.
Cuarta parte: parece un elogio de la guerra, pero no puedo terminar de creérmelo, porque Baricco es de lo más fino que te puedas imaginar.
Nada de esto ensombrece lo dicho: libro hermoso y valioso si los hay. Y breve.

Final del prólogo de Baricco:
A la gratitud que les debo, deseo añadir el homenaje a tres personas que me han ayudado muchísimo durante la gestación de este texto. Probablemente, todavía estaría pensando si hacer la Ilíada o Moby Dick si Monique Veaute no hubiera decidido, con ese optimismo que la hace inigualable, que primero haría la Ilíada y luego Moby Dick. Todo lo que sé ahora sobre la Ilíada, y que antes no sabía, se lo debo enteramente a María Grazia Ciani: ha seguido esta extraña empresa con una benevolencia que no me habría esperado. Si, finalmente, esta empresa ha acabado siendo un libro se lo debo de nuevo, otra vez, al esmero de Paola Lagossi, mi maestra y amiga.
A. B., marzo de 2005

Número de palabras: 656