jueves 11 de diciembre de 2003

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después de trabajar largamente en un diente, digamos cosa de una hora, esa dentista le dijo lo más tranquila a su asombrado paciente:
la verdad es que no sé lo que estoy haciendo, anoche me acosté tardísimo
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el valor de una planta o de un animal en una casa es que parece que nos escuchan y nunca nos parece que nos contradicen, y tampoco nos cae mal que no digan nada;
tener una persona en la casa es más complicado