viernes 22 de febrero de 2002

*

Es bueno poder ver cómo, los tiempos de crisis que se dan periódicamente en la vida de las personas, pueden servir para algunas cosas interesantes.
Por ejemplo, para verificar si nuestras amistades permanecen o si sucumben a los nuevos tiempos.
Anotemos como una valiosa excepción si alguien que nos conoció en una posición que le podía ser útil para su carrera, nos sigue demostrando amistad cuando cesa esa posición.

*

No puede saberse nunca si la amistad será o no viable entre personas determinadas, porque siempre es una apuesta.
Pero si no hubiese apuesta franca, y si se quiere, un poco inconsciente, la amistad no tendría ninguna posibilidad de construirse.

*

La amistad ofrecerá la compañía y el apoyo en todas las circunstancias de la vida, y también contemplará dejarle al amigo el necesario margen para que navegue en soledad y digiera su propia e intransferible experiencia hasta el final, por dolorosa o placentera que sea.

*

Hay gente que cuando se expresa por escrito y por cuestiones de educación formal, dirá estimado Fulano, si es que no lo conoce bien al otro.
Y a mí me gusta decir querido Don Fulano, a riesgo de extralimitarme en mis maneras, para no quedarme corto en mis apuestas por la amistad.

*

Y además porque ser abierto y amistoso con los amigos, lo puede ser cualquiera.
Lo interesante es abrir la mano y confiar en quien uno no conoce, que es una verdadera manera de apostar, casi tan peligrosa como la ruleta.
Quizás alguien muy golpeado por la vida pueda agregar que confiar en un desconocido es casi tan peligroso como la ruleta rusa.

*

Entonces, convengamos que puede ser un error, pero puede no serlo, puede ser a propósito de mi parte, porque todavía prefiero equivocarme por confiar;
y no equivocarme muy grueso por desconfiar.