viernes 28 de enero de 2011

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caminar por la calle en la ciudad puede ser preocupante cuando uno ve
a unos cincuenta metros de distancia más adelante, que tiene que
pasar obligatoriamente por donde se encuentra un grupo de personas que podrían ser delincuentes
y unos segundos después de seguir caminando hacia allí
en forma ya irreversible, tranquilizado por la presencia de mujeres y
niños en el grupo, vuelve a intranquilizarse sin remedio
recordando que tanto las mujeres como los niños, cuando son
crueles, son especialmente crueles