martes 17 de febrero de 2004

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este asunto de crear las reglas, de atenerse a ellas, sean leyes o costumbres de hacer o de ver las cosas, es lo que da un poco de tranquilidad en tanto caos, y también lo que te arruina los nervios
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son tantos los problemas que les traen o les inventan a los que hacen las leyes que ellos confían en serenar el avispero reformando o agregando algunas más a las miles de leyes que existen escritas mayormente para poco;
cuando es obvio que si la cosa no se entendió a las primeras diez, será muy difícil que se entienda insistiendo con el mismo sistema
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y por más claridad que se ponga al escribir una ley, y las hay muy claras, nunca será de la clase de claridad que ilumina