domingo 7 de marzo de 2004

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estar en una casa de visita, darse cuenta de que se escucha hasta la respiración de los vecinos de la planta baja y suponer que ellos escuchan la de uno es compartir la intimidad con gente que no se conoce, que nunca se conocerá;
gente a la que hay que pasar al nivel de ruido ambiente, haciendo como si no existiera, como si lo que se oyese fuera la radio o la televisión de alguna casa vecina, y no personas con todas sus luces