lunes 5 de abril de 2004

*
Plutarco; Vidas paralelas
Porque aquella época fue fecunda en hombres de aventajadas e infatigables fuerzas para los trabajos manuales y de grandísima ligereza de pies, pero que en nada moderado o provechoso empleaban esas dotes, sino que se complacían en la violencia, abusaban con crueldad y aspereza de su poder, y si aspiraban a dominar era para sujetar y destruir cuanto se les ponía por delante, pareciéndoles que la modestia, la justicia, la igualdad y la humanidad no estaban en ninguna manera bien a los que más podían, pues si todos los otros hombres las alaban es por falta de atrevimiento para injuriar y por miedo a ser injuriados
Plutarco; Vidas paralelas, E.D.A.F.
*
Franz Kafka; Diarios, 1920 – 1923
Si me pongo a pensarlo, tengo que decir que en muchos sentidos, mi educación me ha perjudicado mucho. Este reproche afecta a una serie de gente: a mis padres, a unos cuantos parientes, a determinados visitantes de nuestra casa, a diversos escritores, a cierta cocinera que me acompañó a la escuela un año seguido, a un montón de maestros (que debo comprimir estrechamente en mi memoria, pues de lo contrario se me desprendería alguno por un lado u otro; pero como los tengo a todos tan apretujados, es todo el conjunto lo que se va desmoronando a trechos), a un inspector escolar, a unos transeúntes que caminaban lentamente, en una palabra, este reproche serpentea por toda la sociedad como un puñal y nadie, lo repito, nadie está desgraciadamente seguro de que la punta del puñal no vaya a aparecer de pronto por delante o por detrás o por un lado. No quiero oír réplica alguna a este reproche, porque he oído ya demasiadas, y puesto que, en la mayoría de las réplicas, he sido también refutado, incluyo también dichas réplicas en mi reproche, y declaro que mi educación y esta refutación me han perjudicado mucho en más de un sentido.
Franz Kafka; Diarios, 1910 – 1923, Fábula, Editorial Lumen, Tusquets