sábado 22 de mayo de 2004

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supongamos que solamente hay helados de limón y de chocolate, y que no nos gusta ninguno de los dos y ni siquiera nos gusta el helado;
el problema se presenta solamente cuando es obligatorio comérselo;
y lo bueno es que casi nunca es obligatorio
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lo que tienen las fidelidades a los equipos, a los partidos políticos, a las filosofías, a las corporaciones, es que uno gana muchos amigos instantáneamente;
y también muchos enemigos;
cuando logra uno mantenerse afuera de todo eso se puede sentir alguna cierta soledad del espíritu, pero eso no es tan grave como estar mal acompañado