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Buscando algo en mi programa de correo, encontré esta carta que recibí hace un año de Laura, la esposa de Lucas.

Cuando se la mostré a mi hermana, ella me sugirió que podía publicarla, y eso es lo que haré.

Querido José:

Ayer fue mi último examen en la facultad y por suerte he sumado una nueva anécdota.

Resulta ser que la profesora (Dra. A.) se dio cuenta de que a mí no me había tomado nunca porque nunca falté (ya veo como aprobaba Sarmiento…)*

y me preguntó mi nombre de pila, le respondí «Laura».

Miró la planilla, comprobó mi nombre y comenzó a reírse.

Desconcertada le dije que si se reía de mi segundo nombre (**) que lo dijera en voz alta así nos reíamos todos

y me dijo que no, que se reía porque eso era un examen y en un examen se hace por lo menos una pregunta

y ella ya había preguntado y yo respondí bien.

Igualmente hasta julio tengo que seguir haciendo el práctico en el consultorio jurídico gratuito de la facultad.

Un beso grande y otro a Ana,

Laura

(*) Sarmiento. Prócer argentino de quien dice el folklore que nunca faltó a clases.

(**)Abigail

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Un lugar de venta de mascotas tenía este cartel en la vidriera:

Los animales que se encuentran a la venta

tienen sus horarios de alimentación.

Y yo no pude entender cuáles serían las pretensiones de esos clientes,

que habían motivado al dueño de ese comercio a poner ese cartel tan inexplicable.

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Tenía dieciocho años y pensaba que en el mundo había realmente muy pero muy poca gente inteligente.

Un par de amigos suyos, a lo sumo, y por supuesto, él mismo.

Estaba trabajando y se fue a vivir solo.

Y como se encontró con que en la casa que alquiló le sobraba un cuarto,

decidió poner un aviso en el diario y subalquilar ese cuarto.

Cerró trato con un buen hombre, taxista, con el que se quedaba conversando algunas noches en el patio, tomando mate*.

Pasó el tiempo y el joven se fue de allí. Y dejó a este taxista y a un par de otros amigos suyos en esa casa.

Un día, un par de años después de eso, volviendo de hacer un viaje,

vio en la estación de trenes ocupando toda la primera plana del diario,

la foto del peligrosísimo criminal que habían capturado.

Era la foto de ese buen hombre que había invitado a convivir con él.

(*) Mate: infusión que se bebe en la Argentina, en el Uruguay y en el sur del Brasil, consistente en cierta clase de hierbas que se vierten dentro de recipiente cóncavo o en una especie de vaso o vasija confeccionado de los más diversos materiales (de origen vegetal, madera, metal, hueso).

Se bebe vertiendo agua cliente dentro y sorbiendo con una bombilla, generalmente de metal, que es una suerte de sorbete.

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Que lo parió.

Expresión propia de un perro que habla, llamado Mendieta.

La historieta tiene por personaje central a una especie de caricatura de gaucho de las pampas, de nombre Inodoro* Pereyra.

El autor: Fontanarrosa.

Ese comentario lo hace el perro cada vez que alguien dice algo que le parece sorprendente.

Y es abreviativo de una expresión un tanto soez que se usa por estos lugares, que en su formulación completa sería algo así como la p que lo parió.

(*) Inodoro se le dice en la Argentina al Water, water closet, wc.

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En cambio, el maestro de todos nosotros, que vino hace muchos años del Japón para enseñar Aikido,

puede escuchar la cosa más ridícula del mundo, poniendo su cara de máxima atención,

haciendo perfecto silencio, como si pensara en algo,

(calculo que solamente cuenta hasta diez, o hasta veinte, según los casos),

y dice, invariablemente:

¡¡¡¡Qué interesante!!!!

Y eso sería todo. Saludos cordiales.