miércoles 16 de enero de 2002

*

Posiblemente haya una especie de tendencia a un cierto promedio en la vida. Por ejemplo, cuando compramos un auto, por fin, hacemos todo más rápido, hasta que finalmente advertimos que solamente por el hecho de andar en auto, hacemos más cosas que antes, que gastamos más dinero que antes, y que finalmente tenemos menos tiempo disponible que antes, pues, lo que es increíble, muchas cosas ahora las tenemos que hacer exclusivamente para atender y mantener el auto, como si estuviera vivo, y son cosas que antes no existían para nosotros y se agregaron a nuestra vida.
Añoramos el dinero cuando no lo tenemos, añoramos el dinero por las facilidades que aporta a la vida y en algún momento tomamos conciencia de las complicaciones que trae tenerlo, el tiempo que lleva conseguirlo, cuidarlo, defenderlo, esconderlo, comprar cosas, cuidarlas, devolverlas, cambiarlas, hacer regalos, en fin, una lista interminable que nos toma el único tiempo que tenemos para vivir,… solamente por el simple hecho de tener dinero. Aquí también parecería estar funcionando un promedio, unas cosas se nos hacen mucho más fáciles, y aparecen en compensación montones de actividades que no nos ocupaban nuestro tiempo anteriormente. Y ya se sabe que el tiempo es oro.