miércoles 12 de septiembre de 2001

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dijo Lichtemberg: No hay cosa más contrariadora que esta situación: tomar precauciones exageradas para prevenir un accidente, y hacer, precisamente por ello, todo lo necesario para atraérselo sobre la cabeza, mientras que si no se hubiera previsto nada en absoluto, se estaría ciertamente en completa seguridad. He visto romper a alguien un jarro preciado, al querer retirarlo de un sitio donde llevaba tranquilamente al menos seis meses; y eso, por el solo temor de que este jarro no corriera el riesgo, por casualidad, de ser tirado algún día.

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Y dijo Heráclito: Es difícil luchar contra nuestro corazón, pues todo lo que quiere lo compra con nuestra alma.

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Campbell, de Reflexiones sobre la vida. Hay un dicho japonés que oí una vez, sobre los cinco estados del crecimiento de un hombre: "A los diez, un animal; a los veinte, un loco; a los treinta, un fracaso; a los cuarenta, un fraude; a los cincuenta, un criminal". Y a los sesenta, agregaría yo (ya que para entonces hemos atravesado todo lo anterior), uno empieza a dar consejos a sus amigos, y a los setenta (al comprender que todo lo que se ha dicho ha sido malentendido) uno se queda callado y lo toman por un sabio. "A los ochenta", dijo Confucio, "supe dónde estaba y me quedé firme."…

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Joseph Campbell dijo: Si amas lo espiritual no puedes despreciar lo terreno.

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Difícilmente sea uno tan pobre que no pueda todavía abandonar algo.