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no debería enfurecer o deprimir la propia permanencia en el error o en la incomodidad de la circunstancia, pues es el destino compartido democráticamente por genios e idiotas
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no debería enfurecer o deprimir la propia permanencia en el error o en la incomodidad de la circunstancia, pues es el destino compartido democráticamente por genios e idiotas