lunes 23 de septiembre de 2002

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Algunos alimentos que venden en frascos en los supermercados contienen una leyenda:

enfríelo, pero no lo congele.

Así, se puede advertir que alguna vez podríamos contar hasta diez para no obrar tan en caliente,

pero en cambio quizás no resultara tan aconsejable contar hasta un millón.

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Algunas veces la gente que está fuera de la práctica física de algún deporte necesita parar para tomar aire, porque se ahoga.

Los entrenadores experimentados acceden a que la persona se tome un descanso de uno o dos minutos, pero no más, para que no se enfríe, o pierda el impulso, lo que sería peor.

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Ese hombre se preciaba de haber dominado a esos zapatos que alguna vez le quedaron chicos y luego quedaron de su tamaño.

Hasta que un día se dio cuenta de que lo que se había adaptado era su pie, tomando uno de sus huesos una disposición que quizás no hubiera tomado sin esa presión continuada.

Tras lo cual advirtió que la adaptación a las circunstancias a veces pudiera resultar recomendable,

y a veces no.