domingo 29 de septiembre de 2002

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la gente que concurría al curso de ingreso a la universidad podrúa escribir seguramente un libro con los casos de quienes, antes de cada clase, se presentaban, absolutamente fuera de contexto, a pedir dinero con los argumentos más extraordinarios;
este hombre no fue la excepción, y fue llamativo lo que dijo después, pero lo excepcional en sí mismo, fue lo que hizo antes de empezar a hablar;
se presentó ante el aula llena de gente que hablaba a viva voz antes de comenzar la clase, y dijo con una voz intermedia;
¿pueden hacer silencio?
como nadie le hizo caso se fue;
a los diez minutos de eso se presentó nuevamente y dijo con el mismo tono intermedio de voz:
¿ahora van a hacer silencio?
y todo el mundo dejó de hablar en el acto.
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al principio, cuando una persona espera en el bar le parece preferible para leer un libro, que en vez de poner las noticias en la tele, pongan cualquier otra cosa;
pero sin ningún tiempo para alegrarse, puede que suceda algo como esto; un programa que muestra a dos hombres con una mujer, y el juego es que ella debe decidirse por uno de ellos, y al que pierde le dice; estás despedido;
después muestran a un hombre eligiendo entre dos mujeres, todo eso matizado con abundantes sonrisas para el espectáculo, al punto que se extrañen las noticias
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algo casi tan mágico como arreglar sin saber un problema que hay en la computadora de unos amigos, es conseguir que una de esas lapiceras de pluma que escriben con tinta, comience a escribir después de meses de no hacerlo;
la secuencia para ambos casos, cuando termina bien, es en general la misma; lo que no funciona empieza a empeorar sensiblemente en el proceso de querer arreglarlo y se pasa por un punto donde estamos a punto de abandonar o se nos pasa esa posibilidad por la mente;
después de esto muchas veces como por milagro, la computadora echa a andar y la pluma está escribiendo mejor de lo que jamás escribió, con una hermosa cualidad;
lo sé porque estoy escribiendo ahora con ella, porque en el mismo momento en que se arregló la máquina de los amigos murió la mía;
es como si se advirtiese operando una especie de equilibrio en el universo, cuando pasan este tipo de cosas; y ahora que pude hacer marchar mi propio equipo nuevamente, se me ocurre que para que la ecuación funcione, quizás algún lector no pueda llegar a ver esto porque le tocará a él que se le plante la máquina.