28.6.2015

-Aseguro a usted, señora -dijo Mr. Pickwick tomando la mano de la vieja y hablando tan alto que el esfuerzo teñía de rojo su bondadoso semblante-, aseguro a usted, señora, que nada me agrada tanto como el ver a una señora de su edad presidiendo una familia tan buena, encontrándose con un aspecto tan sano y juvenil.
-¡Ah! —dijo la vieja dama, después de breve pausa-. Todo eso debe de ser muy bonito, pero no le oigo.
Los papeles póstumos del club Pickwick /Charles Dickens