martes 1 de octubre de 2002

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Carl Gustav Jung. El secreto de la flor de oro. Introducción. Paidós estudio.

Por lo tanto, nunca dejó de reconocer la paradoja y la polaridad de lo viviente. Los opuestos siempre se equilibran – un signo de alta cultura; mientras que la unilateralidad, aunque presta siempre impulso, es por ello un signo de barbarie.

Yo había aprendido a reconocer, que los problemas más grandes y más importantes de la vida son, en el fondo, todos insolubles; deben serlo, pues expresan la polaridad necesaria que es inmanente (inherente) a todo sistema autorregulativo. Jamás pueden llegar sino a ser sobrepasados.
Este «sobrepasar», … mostró como …el problema insoluble perdió su urgencia … no fue resuelto en sí mismo sino que palideció frente a una dirección nueva y más fuerte de la vida.

Me ha hecho la más profunda impresión de que lo nuevo que el destino guarda, rara vez o nunca, corresponda a la expectativa consciente, y lo que es aún más notable, contradiga igualmente a los instintos más arraigados, tal como los conocemos, y sea sin embargo una expresión extraordinariamente precisa de la personalidad total, una expresión que no se podría en absoluto imaginar más completa.

C. G. Jung
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Florian Borchmeyer. Frankfurter Allgemeine Zeitung. Citado en Humboldt 135. Goethe -Institut Inter Nationes.
En alguno de sus escritos, el sinólogo alemán Franz Kuhn (1884 – 1961) informa acerca de una antigua enciclopedia china que proponía una clasificación de las especies animales dividida en catorce grupos:
a) pertenecientes al Emperador,
b) embalsamados,
c) amaestrados,
d) lechones,
e) sirenas,
f) fabulosos,
g) perros sueltos,
h) incluidos en esta clasificación,
i) que se agitan como locos,
j) innumerables,
k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello,
l) etcétera,
m) que acaban de romper el jarrón,
n) que de lejos parecen moscas.
Inútil será que los investigadores procuren buscar el texto científico de Kuhn, así como tampoco la por él citada enciclopedia. Se trata de una de las más crípticas invenciones literarias del escritor argentino Jorge Luis Borges.
Pero la taxonomía (ciencia que trata de los principios, métodos y fines de la clasificación, en especial dentro de la biología, usado por extensión para designar clasificación) resulta inquietante para un científico por otro motivo.
Con los medios del idioma, Borges destruye aquí el fundamento del discurso académico: la clasificación de los conocimientos en categorías fijas.