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las declaraciones son muy peligrosas siempre; y siempre que se pueda, es mejor expresarse como los ministros, y decir; -sin comentarios
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las declaraciones que no son imprescindibles ni inevitables posiblemente sean redondamente idiotas
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hacer declaraciones no imprescindibles ni inevitables obliga frecuentemente a hacer la clase de aclaraciones que nunca aclaran nada, y que llevan directamente a la ruina, en momentos en que uno no quería para nada irse a la ruina
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las declaraciones imprescindibles e inevitables se deciden y se formulan desde allá arriba, en la punta del trampolín, cuando ya se ha iniciado el salto irremisiblemente