29.11.2016

El concepto de la euforia irracional se me ocurrió en la bañera una mañana mientras redactaba un discurso. Hoy en día, la bañera sigue siendo el sitio donde me vienen muchas de mis mejores ideas. Mis ayudantes se han acostumbrado a pasar a limpio esbozos garabateados sobre cuadernillos amarillos húmedos, una tarea que se volvió mucho más fácil cuando encontramos una variedad de pluma cuya tinta no se corría. Metido en mi baño, soy tan feliz como Arquímedes cuando contempló el mundo. Alan Greenspan: La era de las turbulencias; Aventuras en un nuevo mundo