lunes 27 de marzo de 2006

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quienes integran una corporación están en posición de permitirse criticarla con cierta autoridad y conocimiento, si lo hacen con moderación y diplomacia, con la cobardía del caso;
aunque la única crítica cierta es la acción de salirse de esa corporación, preferentemente en forma voluntaria, pero la involuntaria también vale, como si se recibiera un regalo del cielo