15.1.2020.6

Me atraganté y se me saltaron las lágrimas. Mamie sonrió y me pasó un pañuelo de hilo perfumado, y le susurró a la señora Snowden, que movía la cabeza con impaciencia.
—No le hagas caso… Quiere hacerse notar.
—Porque el Señor al que ama castiga.
Manual…; Lucia Berlin