15.5.2020.3

Un poco más allá, la portera, siempre con los ojos —ya fuera de pena, neurastenia, migraña o constipado— rojos, nunca te respondía, te hacía un gesto vago para indicar que la duquesa estaba en casa
Proust; Sodoma y Gomorra / En busca del tiempo perdido 4 /T. Manzano