jueves 10 de enero de 2002

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La comprensión del Budismo debía ser expresada en un poema de cuatro líneas por los postulantes. El monje principal, Shen-hsiu presentó el siguiente poema:

El cuerpo es el árbol de la iluminación.

La mente es como un espejo brillante,

Cuida de limpiarla todo el tiempo,

No dejes que se le adhiera el polvo.

El quinto patriarca consideró que era una buena comprensión del Budismo, pero no suficiente. (…)

Hui-neng, presentó este poema:

Nunca hubo árbol de la iluminación,

Tampoco hay un espejo-mente.

Originalmente nada existe,

¿Dónde puede depositarse qué polvo?

Este fue el poema aprobado y Hui-neng se convirtió así en el sexto patriarca.

Y luego abolió el patriarcado.

Clásicos de bolsillo. Budismo; Las Cuatro Nobles Verdades; Editorial Errepar, selección Roberto Curto.

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Hay dos momentos difíciles (…) El primero es perseverar en la disciplina, lo que requiere esfuerzo. El segundo, que requiere un esfuerzo tal vez mayor, es no quedar atrapado en la disciplina.

Si somos esclavos de nuestras «ganas», o quedamos esclavos de la disciplina, de una forma o de otra, no seremos libres, seremos esclavos.

La diferencia entre estas dos etapas está claramente ilustrada en el concurso de poesía que el quinto patriarca del Ch’an (quiere decir meditación, en China, pasó a Japón con el nombre de Zen) hizo para elegir a su sucesor.

Clásicos de bolsillo. Budismo; Las Cuatro Nobles Verdades; Editorial Errepar, selección Roberto Curto.