sábado 30 de noviembre de 2002

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los directores de cine, a veces, insisten por sus buenas razones con determinados actores;
eso no sería nada, si no fuera porque a veces si se ven dos películas seguidas del mismo director, la misma persona que acaba de morir después de graves sufrimientos como mujer rica en una película;
aparecerá lo más sana como criada de la casa en la siguiente película, como si allí no hubiera pasado nada
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cuando algunas personas dan los vueltos, primero entregan unas monedas chicas, dejan un espacio sin hacer nada, como si contaran hasta tres, y entregan una moneda más grande, cuentan otros tres, y entregan lo que falta;
y el que está pagando su pasaje, o lo que sea, que ha tenido el impulso de seguir su marcha, cada vez, se queda pensando en la cantidad de gente que se dejará sus vueltos, de puro apurados o distraídos
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muchos profesores para reprobar a los alumnos en los exámenes orales usan la expresión:
suficiente.
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la niña que pedía monedas cantó una canción infantil en el tren subterráneo y sonó un largo aplauso de gente que no pensó que sonaba terrible premiar con el aplauso el trabajo que esa niña estaba haciendo para el adulto que la estaba esperando para quedarse con todas las monedas que ella pudiera juntar;
aunque visto de otro modo, ese adulto le sacaría las monedas, pero no podría sacarle jamás los aplausos