4.10.2020

[c30] El 22 de junio de 1772, el negro llamado James Somerset, que había llevado su amo a Inglaterra, huyó de éste, fue apresado y condenado a permanecer atado con grilletes a bordo de un barco fondeado en el Támesis que tenía por destino Jamaica; como se presentase un escrito de habeas corpus ante la Real Judicatura fue puesto en libertad por orden de lord Mansfield, quien «fue el primero en establecer que el aire de Inglaterra es demasiado puro para que lo respire un esclavo», dando a entender que ha de ser libre todo el que lo respire: «todo el que llegue a Inglaterra tiene derecho a la protección de la ley inglesa, sea cual fuere la opresión sufrida con anterioridad y sea cual fuere el color de su piel». En su sentencia, Mansfield añade que «el poder que tiene un amo sobre su esclavo ha sido sumamente distinto en los distintos países. El estado de la esclavitud es de tal naturaleza que no se puede introducir en el país bajo ningún concepto, sea moral o sea político… Es tan detestable que nada se puede aportar para apoyarlo. Sean cuales fueren las incomodidades que se pueda seguir de esta decisión, no podría decir que el caso quede aprobado por la ley de Inglaterra, de modo que el negro ha de ser puesto en libertad».
Huelga decir que las deliberaciones fueron harto más complejas y dilatadas. <<
La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage