(…) El hombre de pelo blanco sentado junto a ella fumaba, indiferente. Inés bajó del coche.
—¿Y qué hacés por acá?
De pronto Renzi se escuchó decir:
—Vine para olvidarte.(…)
Antología personal; Ricardo Piglia
(…) El hombre de pelo blanco sentado junto a ella fumaba, indiferente. Inés bajó del coche.
—¿Y qué hacés por acá?
De pronto Renzi se escuchó decir:
—Vine para olvidarte.(…)
Antología personal; Ricardo Piglia