9.12.2020.4

(…) Se quedaba horas en la escollera, de cara al mar, sintiendo el sedal tenso en la yema de los dedos, inmóvil, afirmado en el piso, con la caña apoyada en la axila, mientras la cabeza era un torbellino de imágenes y de voces. (…)
Antología personal; Ricardo Piglia