domingo 16 de junio de 2002

*

Sucedió entre un señor que hacía meditación zen, y el hombre que dirigía y sostenía el lugar de meditación. Este último cumplía años, y al otro se le ocurrió regalarle el I Ching, libro chino, que puede usarse como oráculo. Algún escritor denominó viejo maestro a ese libro por la sabiduría que consideraba que contenía.

Aludiendo a eso, la persona que hacía ese regalo puso la siguiente dedicatoria:

Feliz cumpleaños: esperando que el viejo maestro nos hable en nuestro caminar por la vida.

Y el otro, con modestia cero, pensó que lo de viejo maestro era por él, y nunca se enteró de que había sido por el libro.

*

Ese señor que recibió el regalo del libro estaba interesado en localizar un lugar en la zona rural para fundar un monasterio.

Un día alguien le dijo que no tenía que buscar más, que se había enterado por un hermano que en la provincia de Córdoba, en la Argentina, había uno.

A lo que él respondió:

pero yo quiero fundar uno mío.

*

Antes, en esa panadería envolvían las masas, (facturas, masitas, bizcochos) en una hoja de papel, lo que según se sabe, lleva cierto tiempo, entre acomodar cada una y hacer el paquete.

Esta mañana la panadera estaba poniendo cada compra en una bolsa de papel blanco, con lo cual hacía muy rápido, y había bastante gente esperando que ella atendiese y todo marchaba muy bien.

Yo le dije que el sistema de la bolsa hacía marchar todo más rápido, con la intención de felicitarla por eso, y porque veía más sencillo y eficaz su trabajo.

Fue entonces que ella dijo dos cosas:

Si, pero las cosas no van bien así (queriendo expresar con eso que iban una encima de la otra, de cualquier manera, como iban cayendo).

Y además, como si estuviera en un monasterio en el medio del Tibet y no en una panadería de barrio llenísima de gente esperando, agregó: a veces lo más rápido no es lo mejor.

*

Todos esos lugares están allí. Lo sabemos porque nos lo han dicho. Porque vimos los mapas. Todos esos lugares diseminados por el planeta. Quizás conozcamos a gente que estuvo en ellos, o que va y viene por cuestiones familiares o profesionales.

Vivimos sabiendo que podríamos ir a cualquier lugar del planeta en cualquier momento, casi con solamente decidirlo.

En algunas épocas será más fácil que en las otras, pero en toda una vida es posible imaginar que uno sale de donde está, con un destino determinado, y que en algún momento aparece allí, adonde quisiera llegar.

Pues bien.

Eso no es así. Hay lugares, la inmensa mayoría de ellos, en los que no estaremos jamás.