domingo 15 de diciembre de 2002

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alguna vez puede ocurrir que uno se sienta castigado cruelmente por acompañar a una persona que se encuentra empeñada en indicarle al taxista TODO el itinerario hasta en los más mínimos detalles;
independientemente de que los taxistas a veces abusan, el forzado acompañante sufre el bochorno y duda entre si debería bajarse él, o no haber subido nunca a ese taxi en semejante impresentable compañía;
y quisiera por un minuto sustituir al taxista, y decirle a la persona de las indicaciones, cualquiera de estas expresiones;
por favor bájese, que tengo ganas de vomitar;
o mejor maneje usted, que pareciera que yo estoy de más acá detrás del volante