30.4.2021.5

(…) ¿estamos?, se reía Renzi. Estamos, dijo, y miró al mozo que cruzaba entre las mesas. ¿Otro blanco?, dijo. Pidió un Fendant de Sion…, era el vino que tomaba Joyce, un vino seco, que lo dejó ciego. (…)
Los diarios de Emilio Renzi 1; Ricardo Piglia