martes 24 de diciembre de 2002

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escribieron dos carteles en el frente del mismo banco en la Argentina de la crisis bancaria;
parecen carteles colocados por el propio banco, por lo cuidado de su ejecución, pero indudablemente fueron puestos por clientes enojados;
se presume que los del banco los dejan porque son prolijos esos carteles, y porque si los sacan o los tapan, enseguida les pondrán otros que posiblemente serán mucho peores;
los carteles de la puerta del banco dicen esto:
Si entra lo cagamos.
Hacemos mierda su futuro.
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no hay forma de saber si una moneda de un peso es falsa, pero la máquina que vende boletos en el transporte se da cuenta;
cada una de las máquinas de los distintos transportes se da cuenta, y la rechaza;
antes esas monedas falsas valían un dolar y hoy valen la cuarta parte, y quizás no resulte tan rentable ahora la falsificación, y tampoco es tan grave ahora encontrarse en poder de una de esas falsas monedas;
ventajas colaterales insospechables de la crisis
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la señora salía del banco con su pelo blanco y sus anteojos negros puestos sobre su pelo;
y cuando bajó la cabeza y se quedó leyendo un rato ese papel, se veía su pelo blanco como si fuera una cara blanca fantasmal en pleno día soleado, con esos anteojos negros a la altura de donde deberían estar los ojos en esa cara
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alguno escribió con pintura negra en aerosol una consigna política en una pared de la calle, y firmó:
juventud revelde
y uno se quedaba pensando en que esa persona se había equivocado al escribir;
o que no, que era a propósito, y que lo hacía de puro rebelde (revelde).
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caminando por la calle se podía escuchar al pasar que ese hombre joven le decía a ese hombre mayor, textualmente:
… no, no … el pueblo no, … bah…, qué se yo…
y sigui&oacute, tratando de decir algo coherente con relación a lo que podía hacer ese pueblo, o creer, o aportar, o esperarse de él
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se puede ver gente que vive en las calles, que pasa necesidades;
la mayoría lleva sus pies calzados con lo que puede;
uno de ellos anda descalzo, razonablemente bien vestido con una amplia capa para la lluvia, siempre descalzo, en un clima por lo general benigno;
ayer había uno parado en la esquina de la avenida con un zapato en un pie, y el otro descalzo;
y eso, eso ya sobrepasaba la comprensión