No creo en Dios, pero le echo de menos. (…). Pregunté a mi hermano, que ha enseñado filosofía en Oxford, Ginebra y la Sorbona, qué le parecía esta declaración, sin revelarle que era mía. Contestó con una sola palabra: «Sensiblera».
Nada que temer; Barnes; Trad.Zulaika G.