(…) Cinco años antes, mi padre había sido despedido, en un crematorio distinto, por un organista activo que se ganó su dinero honradamente tocando a Bach. (…)
Nada que temer; Julian Barnes; Traducción: Jaime Zulaika Goicoechea
(…) Cinco años antes, mi padre había sido despedido, en un crematorio distinto, por un organista activo que se ganó su dinero honradamente tocando a Bach. (…)
Nada que temer; Julian Barnes; Traducción: Jaime Zulaika Goicoechea