sábado 11 de enero de 2003

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esa niña tenía cinco años cuando vio que su propia madre estaba en una foto con otros dos niños, unos años antes de que ella naciera, y le sorprendió que ella no estuviera en esa foto;
y su muy terrible conclusión, que fue lo que la hizo llorar desconsoladamente, fue que su madre no la quería, y que por eso no estuvo en esa foto
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ese joven estaba muy a gusto invitado a pasar unos días en la casa de sus tíos y de su prima, aunque a veces opinaba que tenía algunos problemas porque lo trataban demasiado bien;
como ese día que lo despertaron tres veces a distintas horas porque lo veían en posiciones un poco raras para dormir, para preguntarle si estaba durmiendo bien
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ese joven vivía en pueblo del interior cerca del río, y cruzando en el bote, sus anteojos cayeron al agua, lo que le permite a su padre, cada vez que puede, decir que esos anteojos se ahogaron al cruzar el río
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le dijeron que había una bolsa de basura para sacar a la calle, al lado de la puerta;
pero por un segundo, sólo porque en ese mismo momento apareció la dueña, no tiró la bolsa que estaba al lado de la puerta, que tenía adentro una mochila recién comprada para salir de campamento al día siguiente;
porque se daba el caso de que pasando esa puerta había también otra puerta, que era la que de verdad tenía al lado una bolsa con basura para sacar a la calle;
así es como, actuando la confusión y la casualidad, el malentendido y el ciego destino, se hacen los argumentos de muchas películas en el cine;
y así van ocurriendo a veces las cosas por sí mismas, estando la persona allí presente al solo efecto de poner el ingrediente imprescindible del error