la cosa es que los espejismos de la ida con la resaca de la vuelta no pueden compartirse más que verbalmente, lo que no impresiona a nadie porque no se oye entre el estruendo de los estímulos vociferantes
la cosa es que los espejismos de la ida con la resaca de la vuelta no pueden compartirse más que verbalmente, lo que no impresiona a nadie porque no se oye entre el estruendo de los estímulos vociferantes