domingo 19 de enero de 2003

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estaba con su hijo de once años y lo había invitado a almorzar, pensando en conversar con él de hombre a hombre, cosas que no se dirán aquí;
como tenían que caminar, decidió dejar el tiempo del almuerzo libre de conversaciones graves y dijo todo lo que tenía que decir mientras caminaban, y su hijo de once años soportó como se espera que soporten los hombres, y eso se vio hasta en lo que dijo al final:
¿la invitación va a ser para almorzar, o para conversar sobre malas noticias?
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es una película de Wim Wenders, y se llama Lisbon Story, y tiene la cualidad de incluir el tiempo muerto;
tiempo muerto, impresionante expresión, la usamos por aquí para designar las esperas que parecen interminables y aparentan sinsentido;
hay tiempo muerto cuando se sabe qué es lo que se espera y también cuando no se tiene nada que hacer, que es cuando se espera, pero en realidad no se sabe que se está esperando;
desde cierto punto de vista, toda la vida sería tiempo muerto;
pero desde otro punto de vista, no hay ningún tiempo que sea tiempo muerto, porque ése es un tiempo donde se compensa la actividad, o se prepara, o se repara