martes 21 de enero de 2003

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ayer alguien leía el diario en la parada del colectivo, que así le decimos al transporte público automotor de pasajeros;
el diario decía que había productos argentinos exportándose a China, y el hombre no pudo evitar pensar dos cosas;
que la fuerte y para algunos exagerada devaluación había posibilitado las exportaciones;
y que por fin había llegado la hora de pagar con la misma moneda, después de tantos años de soportar la importación masiva de artículos basura chinos, enviándoles ahora finalmente en retribución artículos basura argentinos
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hay fotos en las que se puede observar un movimiento involuntario en la gente; juntarse para salir en la foto; acercar las cabezas para entrar en la foto; y el que saca la foto, pudiendo avisar que está sucediendo eso, no lo ve, o no le encuentra la importancia necesaria como para avisar
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ese padre regresaba de trabajar muy cansado y a pesar de su agotamiento insistía en leerle un cuento antes de dormir a su hija muy pequeña;
ese hombre decía las cosas más incomprensibles hacia el final de cada frase, mientras se iba durmiendo
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ver cine en un cineclub permite volver al pasado, presenciar tres interrupciones de la película sin que nadie proteste en la pequeña sala, y hasta ver cómo se iba haciendo un agujero al quemarse la película delante de los ojos de todos, al detenerse la película de celuloide delante de la potente lámpara del viejo proyector
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piensa el personaje Winter en la película Lisbon Story, de Wim Wenders, mientras maneja su auto desde Alemania hasta Portugal;
… pueblos cansados de las guerras… ¿nadie me pregunta qué es lo que llevo en el auto? ¿a nadie le interesa?
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la actividad siempre es a expensas de algo