miércoles 22 de enero de 2003

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se presentó como una fiesta normal, donde convivían en zonas que no se confundían, los familiares de él, los de ella, los amigos de él;
hasta que por sorpresa apareció una odalisca tirando a gorda o tal vez a travesti, acompañada por un hombre de chaleco negro, momento en el que, aprovechando la confusión, un par de invitados juzgaron bueno para irse;
al despedirse de la tal vez sorprendida y molesta dueña de casa ella dijo: si ustedes se van ahora, se van a perder lo mejor, y además no voy a poder bajar a abrirles la puerta de abajo y no van a poder salir;
que era lo mismo que decir: ustedes no pueden irse;
por supuesto, los que se iban, se fueron con una sonrisa, confiando en que siempre se presenta en la puerta de salida alguien que les abrirá a los afortunados, y así ocurrió felizmente;
eso sí: ellos nunca supieron qué fue lo que hizo el hombre de chaleco con esa odalisca o qué fue lo que hizo lo que pasaba por odalisca, con el hombre de chaleco negro;
lo que sí se pudo ver claramente, es que por más lindo que sea el plan para divertir y tener quieta en su lugar a la gente, y por más que se quisiera evitarlo, siempre habrá alguno que querrá ser el responsable de defender el dibujo de su propio plan