domingo 26 de mayo de 2002

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Toda esa gente contemporánea nuestra, con la que nos hemos cruzado una y otra vez en el pasado sin hacer contacto jamás.

Y la gente que estará allí, inaccesible aunque la crucemos mañana y pasado mañana, y la que está en los lugares lejanos para nosotros, a la que nunca habremos de llegar.

Con relación a ellos será como si hubiéramos pasado por esta vida de extremo a extremo, por adentro de un túnel.

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Lo bueno de irse al final de las fiestas y de las reuniones es que siempre hay poca gente para despedirse.

Que es también lo bueno que tiene llegar entre los primeros, cuando hay poca gente para saludar.

Sin embargo la mejor forma de ahorrarse todo sigue siendo no ir a las fiestas ni a las reuniones.