lunes 10 de febrero de 2003

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tomando el subterráneo es posible pasar en una dirección y ver a una señora en función de vigilancia contándole algo a un señor de otra empresa en función de vigilancia;
dos horas después, emprendiendo el regreso, la misma señora, en el mismo lugar, parecía continuar contando la misma historia, sin perder un gramo de su vehemencia ni de su impulso, mientras el hombre no había perdido nada de su interés ni de su atención; o era un genio disimulando
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había que ver la cara del hombre que sostenía con mano firme a su perro grande y feroz que aparentaba impasiblidad, mientras la señora llamaba mansamente a su perrito que bravuconeaba frente al perrazo como si se lo quisiera comer;
el hombre estaba poniendo una cara exacta de alguien que tiene esto en su mente:
pensar que si yo le aflojase la correa un poquito a mi perro, sería capaz de comerse a estos dos sin que ni siquiera llegasen a darse cuenta de nada
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le había pasado ya de encontrarse gente que insistía en pedirle cada vez la dirección de su sitio para leer las cosas que ponía allí diariamente, para extraviar de inmediato dicha dirección;
al principio volvía a escribirles la dirección;
a los pedidos siguientes, se las decía; sabiendo que ninguna persona es capaz de retener una dirección de internet;
y a los pedidos siguientes de las mismas personas, les decía la verdad, que no había nada que leer allí, y que teniendo enfrente al original, la realidad era que se publicaban las mismas tonterías que estaba diciendo en ese momento en vivo y en directo