lunes 3 de marzo de 2003

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una escupida muy breve, casi podría decirse, casual, si es que hubiese algo de casual en ese gesto; pero una escupida así, nada agresiva, una escupida al pasar, es una suerte de tic social local, no muy distinguido que digamos, algo característico, una especie de gesto macho, que habremos visto en alguna mujer también;
es algo extraordinario esa escupida, si se piensa por fuera del juzgar los actos ajenos, especialmente si pertenecen a otra clase social;
lo cierto es que esa breve y veloz escupida tiene lugar en la calle, en soledad o como acto social de afirmación o pertenencia a un grupo;
cuando se convierte en gesto mecánico puede haber problemas, como el niño que olvidó que no estaba con sus amigos de la calle y lo hizo delante de su abuela de familia distinguida y patricia, y todavía hoy, cuarenta años más tarde, recuerda el calor, el sonido y la sorpresa de esa tremenda cachetada, por demás inesperada viniendo de esa dulce abuelita
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la sala de espera es como una heladera para el tiempo, un corte, un destino esperado, donde por más que se quiera hacer algo mientras tanto, se está destinado meramente a esperar;
no esperar meramente algo, sino esperar como oficio principal, como para tomarle el gusto a eso, o el disgusto, o hacerse a la idea, y aguantársela
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– A los 3 años, el éxito es… no mearse encima.
– A los 12 años, el éxito es… tener muchos amigos.
– A los 18 antilde;os, el éxito es… tener carné de conducir.
– A los 20 años, el éxito es… follar.
– A los 35 años, el éxito es… tener mucha pasta.
– A los 50 años, el éxito es… tener mucha pasta.
– A los 60 años, el éxito es… follar.
– A los 70 años, el éxito es… tener carné de conducir.
– A los 75 años, el éxito es… tener muchos amigos.
– A los 80 años, el éxito es… no mearse encima.
Gracias al pensador anónimo que puso esto en Internet, ya sabemos lo que es el éxito. Se terminó el misterio.