10.2.2023.2
No sabe uno por tanto si Marsé quería propagar la irritación, expandir el cabreo, o sólo devolverlo, (…). A mí la gente cabreada me gusta, sobre todo si escribe libros. Los libros de la gente feliz son una mierda.
Alberto Olmos
19/07/2020 – 12:02