12.2.2023.4

(…) No obstante, los hombres, durante su aparición efímera en este globo, están convencidos de que dejan alguna huella de ellos: ¡ah, Dios santo, sí, cada mosca tiene su sombra!

Memorias de ultratumba 1848
François-René de Chateaubriand
Traducción José Ramón Monreal