sábado 8 de marzo de 2003

*
algunas personas hacen cosas tales como poner dios en lugar de Dios.
*
eso no estaría tan mal, si lo hacen para referirse a un dios en particular en un conjunto de dioses paganos, o si se mueven en una cultura como la japonesa, por ejemplo, donde la sociedad es prescindente al respecto, y muy frecuentemente en una misma persona se aprecia una real convivencia de religiones, y por cierto de dioses, incluyendo, sorprendentemente a religiones monoteístas;
por otra parte, para un japonés, por ejemplo, resultará bien natural, dar a una montaña un respetuoso tratamiento que se le daría a una persona, exactamente como si fuese una persona en realidad, refiriéndose, por ejemplo al Monte Fuji como Fuji san, teniendo en cuenta que para referirse al Sr Pérez, dirían Pérez san
*
en una cultura como la nuestra, en cambio, de raíces subliminal y explícitamente monoteístas y deístas, escribir dios con minúscula puede ofender, sin querer, o queriéndolo con ganas, a personas que sienten y piensan distinto
*
hay gente que usando la minúscula con Dios siente como si lo pusiese en su lugar, como si pudiese con sólo eso hacer notar su sentimiento al respecto de su inexistencia o falta de pruebas, asuntos que nunca dejarán de afirmarse y de discutirse, como tantos otros, tanto de buenas como de malas maneras, con argumentos o sin ellos; o bien, muestra con eso que lo toma a Dios mortalmente en serio, al punto de confrontar con Él, al punto de mostrarle que no le tiene miedo, que se comporta como un igual
*
lo cierto es que si escribiéramos en inglés, la palabra yo, llevaría siempre mayúscula, aunque fuéramos realmente modestos;
y si escribiéramos en alemán, la palabra botella, y la palabra mesa, por ejemplo, llevarían una ostensible mayúscula al principio, y se verían largas oraciones con mayúsculas por todas partes;
*
de modo que el tema de las mayúsculas no sería para tomárselo tan a la tremenda, y menos si a uno realmente no tienen por qué llegarle las acciones más bien modestas de la gente, aun cuando pudiesen tener o no alguna pizca de ostensible indiferencia, o una modestísima mala intención, que no tendrían en principio por sí mismas, aptitud suficiente para conmover ninguna arquitectura básica universal
*
en el fondo, si es que se piensa un poco el asunto, tampoco estaría tan mal si el que nombra a Dios con la oprobiosa minúscula fuera alguien que pone todos los nombres, incluyendo el suyo propio, y su apellido, también con minúscula;
porque de lo contrario, estaríamos abusando de nuestro conocimiento de que no es usual recibir, por ejemplo, un correo electrónico, o bien, alguna suerte de venganza mayor o menor del mismísimo Dios, tal vez rayos y centellas, o una acción administrativa, o una demanda de abogados bien pagados, solicitando retractación e indemnización por daño moral, alegando haber sido objeto de discriminación en el uso del lenguaje