jueves 25 de febrero de 2010

*
la desorientación y la confusión básicas son exactamente equivalentes en un adolescente de dieciséis, por ejemplo, y en un anciano maduro, adulto, responsable y reflexivo de cualquier edad;
sólo que la desorientación y la confusión del anciano se distinguen por ser maduras, adultas, responsables, reflexivas, y por lo tanto, bastante terribles, salvo que se las tome por el lado amable, y se les encuentre cierta ironía, y también cierta gracia