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suena el timbre de la alarma a las cuatro de la madrugada en la empresa que está acá a la vuelta;
todos los vecinos escucharán esa alarma hasta la hora de levantarse, algunos entre sueños, y otros ya no se dormirán;
mientras tanto, el sereno de esa empresa duerme, la policía duerme, y los ladrones también, porque no hubo ningún ladrón activando esa alarma
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el hombre que leía el pensamiento no podía disimularlo;
y era muy aburrido para él, porque toda la gente que iba encontrando podía pensar solamente en eso, y nada más que en eso
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nuestro número de teléfono duerme en una gran cantidad de agendas, hasta en la de gente que nunca conoceremos, algunos, por desgracia y otros, por fortuna.
