miércoles 26 de marzo de 2003

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seguridades que tenemos todo el tiempo, que nos acercan a quienes sienten y piensan igual y nos enfrentan a quienes sienten y piensan distinto
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no hay un verdadero límite para los desacuerdos, que tienden a crecer en magnitud y gravedad con los aportes de ambas partes, aunque, con suerte, algunos pueden llegar a aburrir, y olvidarse con el tiempo
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alguna gente piensa que sería mejor ahorrarse los desacuerdos mientras son chicos, aun a costa de perder lo que haya que perder;
eso, porque sino después crecen, y ya será tarde para parar, porque uno mismo o el otro, tanto da, los alimentarán cada vez que puedan, en el propio pensamiento y en el terreno de los hechos, con pequeñas acciones que se irán sumando para empeorar las cosas
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los que dicen que es posible ahorrarse los desacuerdos hablan por supuesto de algunos de ellos, de los desacuerdos que tienen solución, porque muchísimos otros no la tienen;
no será del todo inútil adquirir alguna aptitud para superar desacuerdos chicos si eso ayuda a manejarse mejor cuando se presenten los más grandes
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es que hay verdadera tragedia en no querer y en no poder evitar lo evitable;
cuanto más evitable sea el desacuerdo que finalmente lleva a la tragedia, más dramática se vuelve la historia, porque más inútil y más innecesaria se sentirá esa tragedia