(…) el chiflado de Nephtali Schaffranek, el de la visera verde, y una mujer muy maquillada toca la armónica y canta la letra con voz ronca —me explicó Zwakh—. Debería venir alguna vez (…)
El Gólem
Gustav Meyrink, 1915
Traducción, edición y notas: Isabel Hernández