martes 28 de mayo de 2002

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No sé cómo será el procedimiento en otros países, pero en la Argentina, me está pareciendo por los antecedentes que cada vez que un presidente de estos que tiene el país está pensando en irse, se puede deducir por las expresiones murales.

En todos los casos aparecieron así como aparecen ahora patéticas expresiones de apoyo en las paredes diciendo: Fuerza … y a continuación el apellido del presidente que estaba yéndose.

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Pasabas por afuera de esa iglesia, y escuchabas al cura, porque habían puesto unos parlantes en la puerta, diciendo que Santo Tomás de Aquino fue uno de los hombres más inteligentes de la historia de la humanidad.

Pensé que el único elogio de esa clase que debería haberle importado a Santo Tomás de Aquino, si es que era un hombre tan inteligente como se dijo allí, hubiera sido el proveniente de un adversario teológico o quizás el expresado por alguien de otra religión que lo admirase imparcialmente.

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También pensé que ese diccionario de filosofía ponía a Santo Tomás de Aquino entre todos los grandes y no tan grandes, y omitía cualquier referencia a cualquier pensador que no fuera estrictamente occidental. Como si no hubiera más que esos que estaban allí. Y sin decir que se trataba de un diccionario de filosofía occidental.