domingo 7 de julio de 2002

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La perplejidad, los silencios, las dudas en las respuestas que dan los que saben alguna cosa de verdad, de los que uno esperaría respuestas categóricas que nunca llegarán.

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Que sea imposible corregir todo el mal que hemos hecho, nos da cierta sensación de deuda inextinguible con todos los demás, y un especial cuidado en no tomar nuevas deudas, lo que por supuesto, también será del todo imposible mientras vivamos.

Pero por lo menos no las tomaremos a propósito, orgullosamente.

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Parece posible diferenciar los que están en el viaje de ida, son los que no pueden ocultar que piensan que sos un idiota.

Hay gente para los que la vida es solamente un viaje de ida.

Los otros, en viaje de vuelta, no te ven como un idiota, y si te ven como eso, es porque uno se lo merece, y no te miran desde allá afuera, sino que te están viendo desde el lado de acá de la idiotez.