viernes 8 de febrero de 2002

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Y estaba pensando en la importancia de expresarse expresamente.

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Estamos ante una organización verdaderamente grande, previsible hasta en su desorganización, interconectada vagamente en todas sus partes, lo que quiere decir que si tocamos algo de nuestra vida, por mínimo que sea, la vida se nos verá alterada para siempre.
Para verlo más fácilmente, sólo tenemos que agregar una actividad nueva, y hacerlo persistentemente.
Y tomar nota de cuáles son los efectos que produce en la vida de todos los días.
El peluquero es un hombre de gran sabiduría, y me cuenta que se las ha ingeniado para tener una huerta de verdad en una parte del fondo de su casa, en medio de la ciudad, un verdadero disparate, parece, pero él dice que eso le ha cambiado la vida. Y me dice que en vez de ver televisión cuida su huerta.
Y yo digo que cualquier cosa positiva o por lo menos neutra que pongamos en la lista de lo que hacemos todos los días, sacará de esa lista a otra de las cosas que hacemos, que no nos hacen bien.
Y esto se puede ver también de este modo. Cualquier actividad nueva que uno quiera atender en forma sistemática, pongamos por caso, escribir en un sitio como este todos los días, (aunque en verdad podríamos elegir algo más útil), exige, previamente, ordenar la vida para hacer posible darle lugar a esa actividad. Quizás no sean para nada evidentes las ventajas de una vida ordenada.
Pero otra de las expresiones de esta grandiosa organización, que algunos piensan que tiene Gerente y otros piensan que se autogestiona, es que si hay orden allí afuera, entonces es que también hay orden aquí adentro.